Esta sede cuenta con una cocina, un comedor (donde los chicos se alimentan y toman clases), dormitorios, patio y baños. Frente al edificio se encuentra una plaza donde comúnmente los niños y jóvenes juegan.

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Los chicos asisten a una escuela pública que se encuentre cerca del hogar, para poder tener un acompañamiento y control más estricto con ayuda de docentes y voluntarios de la Institución.

A su vez, dicha fundación les da la posibilidad de aprender oficios para realizarlos en un futuro, como Talleres de Esterillado y Carpintería.

 

En estos 51 años, Casita de Belén se ha dedicado a dar mejor destino a los niños acogidos,  y poder ver esos frutos que para el resto de los niños resulta alentador al comprobar que han formado buenos caminos para la inserción en la sociedad.-